Al ver que no existe una única ideología del sistema penal, sino una pluralidad de ideologías que se traduce en la multiplicidad de discursos, se ve claramente que las diferencias antagónicas que exponen tanto el discurso judicial, el policial y penitenciario, pienso que no ayudan a que se conforme un sistema penal adecuado y armónico, es decir lo que hace esta multiplicad de estos tres discursos es estancar e incluso iniciar una independencia de una con otra y no así obtener una relación que es lo que se espera en el sistema penal. Existiendo así manifiesta separación de funciones con contradicción de discursos y actitudes que da resultado, como el autor expone a una compartimentalización del sistema penal. Considero que si se está hablando de “sistema” es porque se refiere a un conjunto de elementos coordinados dirigidos a una determinada función (Sin separación de funciones), estos elementos deben trabajar de una manera ARMÓNICA Y COORDINADA para la protección de bienes jurídicos, esta armonía se encuentra impresa en el papel pero en los hechos, en las forma de hacer las cosas, en los discursos, se manifiesta claramente que hay contradicciones. Por lo tanto en esta parte de la lectura de Zaffaroni me encuentro de acuerdo con su posición.
Ahora bien, también el autor expone que los tradicionales discursos jurídicos, criminológicos, policial, penitenciario, judicial y políticos; proclaman el fin y la función preventiva del sistema penal. El sistema penal tendría la función preventiva tanto especial como general, es decir por un lado estaría la resocialización del penado, y por el otro advertir al resto sobre la inconveniencia de imitar al delincuente. Sin embargo el autor expone que en la realidad está función del sistema penal se torna en todo lo contrario, él resalta el proceso de marginación, que suele iniciarse en la misma infancia y proyectarse hacia el futuro, y como la criminalización limita las posibilidades laborales. Haciendo que todo esto demuestre que existe, al menos en buena medida, un sistema penal que selecciona personas y no acciones, como también que criminaliza a ciertas personas, según su clase y posición social.
Esta posición que resalta Zaffaroni en este texto me hace pensar en que la sociedad es la culpable de estas consecuencias de estigmatización, y es también la sociedad la que crea que no todos somos igualmente “vulnerables” al sistema penal ya que lo que se crea desde la infancia es una separación, manejando así estereotipos que recogen los caracteres de los sectores marginados y humildes, es decir la sociedad que se encuentra frente a aquella que se halla dentro de los estereotipos “creados” por esta misma, inmediatamente crea un fenómeno de rechazo del etiquetado, creando así la estigmatización social del criminalizado. Esto nos lleva, o se da como consecuencia, al incumplimiento de la resocialización y el fracaso de la prisión, y que mejor forma de comprobar esto con la vivencia propia de los reos. La visita que se tuvo del señor Jhony Peralta hacia nuestra clase pareciera apoyar todas las posiciones de Zaffaroni, en cuanto al deterioro psíquico, hablar abiertamente del fracaso de la prisión y de la franca crisis de la ideología del “tratamiento”; también de expresar públicamente de que los sistemas penales seleccionan un grupo de personas de los sectores más humildes y marginados, los criminaliza y los muestra al resto de los sectores marginados como límites de su “espacio social”. Con esta visita se pudo reflexionar la clara visión que Zaffaroni tiene respecto a la marginación y estigmatización, ya que el propio reo expuso los factores para llegar a la cárcel, y se refirió a hogares de clase baja, pobreza, desempleo, analfabetismo, etc. Demacrando la impotencia de sobrevivir en la sociedad (aquella sociedad que anteriormente mencioné).
Se puede concluir de este análisis y reflexión como lo hace el autor, con que el sistema penal debe aspirar a prevenir la comisión de delitos, resaltando la designación “prevención”, ya que en la realidad hasta ahora no se la logró en nuestra realidad. También considero importante el trabajo armónico del que hable en un principio de los elementos del sistema penal.
Ahora bien, también el autor expone que los tradicionales discursos jurídicos, criminológicos, policial, penitenciario, judicial y políticos; proclaman el fin y la función preventiva del sistema penal. El sistema penal tendría la función preventiva tanto especial como general, es decir por un lado estaría la resocialización del penado, y por el otro advertir al resto sobre la inconveniencia de imitar al delincuente. Sin embargo el autor expone que en la realidad está función del sistema penal se torna en todo lo contrario, él resalta el proceso de marginación, que suele iniciarse en la misma infancia y proyectarse hacia el futuro, y como la criminalización limita las posibilidades laborales. Haciendo que todo esto demuestre que existe, al menos en buena medida, un sistema penal que selecciona personas y no acciones, como también que criminaliza a ciertas personas, según su clase y posición social.
Esta posición que resalta Zaffaroni en este texto me hace pensar en que la sociedad es la culpable de estas consecuencias de estigmatización, y es también la sociedad la que crea que no todos somos igualmente “vulnerables” al sistema penal ya que lo que se crea desde la infancia es una separación, manejando así estereotipos que recogen los caracteres de los sectores marginados y humildes, es decir la sociedad que se encuentra frente a aquella que se halla dentro de los estereotipos “creados” por esta misma, inmediatamente crea un fenómeno de rechazo del etiquetado, creando así la estigmatización social del criminalizado. Esto nos lleva, o se da como consecuencia, al incumplimiento de la resocialización y el fracaso de la prisión, y que mejor forma de comprobar esto con la vivencia propia de los reos. La visita que se tuvo del señor Jhony Peralta hacia nuestra clase pareciera apoyar todas las posiciones de Zaffaroni, en cuanto al deterioro psíquico, hablar abiertamente del fracaso de la prisión y de la franca crisis de la ideología del “tratamiento”; también de expresar públicamente de que los sistemas penales seleccionan un grupo de personas de los sectores más humildes y marginados, los criminaliza y los muestra al resto de los sectores marginados como límites de su “espacio social”. Con esta visita se pudo reflexionar la clara visión que Zaffaroni tiene respecto a la marginación y estigmatización, ya que el propio reo expuso los factores para llegar a la cárcel, y se refirió a hogares de clase baja, pobreza, desempleo, analfabetismo, etc. Demacrando la impotencia de sobrevivir en la sociedad (aquella sociedad que anteriormente mencioné).
Se puede concluir de este análisis y reflexión como lo hace el autor, con que el sistema penal debe aspirar a prevenir la comisión de delitos, resaltando la designación “prevención”, ya que en la realidad hasta ahora no se la logró en nuestra realidad. También considero importante el trabajo armónico del que hable en un principio de los elementos del sistema penal.
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