sábado, 1 de diciembre de 2007

Actividad 4 SÍNTESIS Y REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS: LA PRISIÓN EN EL ESTADO SOCIAL Y DEMOCRÁTICO DE DERECHO: PREVENCIÓN GENERAL VERSUS PREVENCIÓN ESP

SÍNTESIS Y REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS: LA PRISIÓN EN EL ESTADO SOCIAL Y DEMOCRÁTICO DE DERECHO: PREVENCIÓN GENERAL VERSUS PREVENCIÓN ESPECIAL: ¿UN CONFLICTO INDISOLUBLE? Y EL TRATAMIENTO PENITENCIARIO DE FRANCISCO MUÑOZ CONDE
La prisión en el Estado social y democrático de democrático de derecho: prevención general versus prevención especial: ¿un conflicto insoluble?

Síntesis

El problema del derecho penal se da por el conflicto existente entre prevención general y especial, este conflicto, no es más que el eterno conflicto existente entre individuo y sociedad. Donde dentro del sistema penal se trata de compaginar los derechos del individuo, del individuo delincuente, con los derechos de una sociedad que vive con miedo a la criminalidad.
Históricamente el conflicto siempre se resolvía a favor de la sociedad (prevención general), pensando siempre de una manera primordial en la protección de los bienes jurídicos colectivos, de la sociedad, dejando así a un modo secundario a los derechos del delincuente. Y este también fue el sentido que en un principio tuvieron las penas privativas de libertad, donde nadie en ese entonces pensaba que la cárcel sirviera para otra cosa que para castigar, prevaleciendo así, que aquella persona que había ido en contra de las normas fundamentales de la sociedad, debía ser castigada del modo más duro posible de manera que sufra y sienta dolor.
Sin embargo con la época del renacimiento y las ideas humanistas, surge la evolución de los sistemas penitenciarios, apareciendo una mayor preocupación por la persona del delincuente, por su recuperación y por su futuro, dirigiéndose así, a la resocialización antes que al castigo del delincuente. En esta moderna concepción de derecho penitenciario, la idea de sufrimiento y castigo habría sido definitivamente abandonada y sustituida por otra más humana de recuperación del delincuente para la sociedad. Surgiendo así la llamada prevención especial.
Pero claro está, que las cosas no son tan fáciles. En la realidad se puede ver que la relación entre derecho penal y derecho penitenciario es una “relación atormentada” amenazando la estabilidad y funcionalidad del sistema penal. Tampoco la praxis del sistema penitenciario cumple esas metas de resocialización planteadas teóricamente.

La misión del derecho penal es también limitar el poder punitivo del estado, que decidido a acabar con la criminalidad, puede imponer sanciones excesivas sacrificando con ellos las garantías mínimas de los individuos y la idea de proporcionalidad, trazando así en el ámbito de la determinación de la pena límites con criterios preventivos generales y dejando de lado los criterios de prevención especial. Por lo tanto cabe preguntarnos ¿a quien dar la primacía?

Es por eso que el autor plantea el conflicto entre estas dos opciones, como un círculo vicioso donde no se llega a una solución. El cuestiona ¿a quien se le debe dar prioridad? Al individuo delincuente que quiere lo más pronto posible salir libre y resocializarse o a la sociedad que tiene siempre una preocupación.

Reflexión

Está claro que lo que el autor pone como salida son sistemas alternativos a la privación de libertad, sin embargo considero que primero se debe hacer un claro análisis del contexto que actualmente se está sufriendo:
En el contexto de hoy en día, se puede ver que la mirada hacia un delincuente es igual a cárcel, pero esto se da porque la sociedad ha estado viviendo un cambio en cuanto a información, lo que trato de decir es que con la difusión de los medios, esta ve la gravedad de los delitos cometidos y la gran magnitud inmoral que estos poseen, como por ejemplo violar a una persona; sembrando así el repudio hacia el autor del delito. Esto repercute en gran forma a la manera de pensar que tiene la sociedad, no pudiendo adoptar la idea de ayudar al delincuente a su resocialización, claro está en nuestro caso, los famosos linchamientos que se suscitan en nuestro país, se sigue considerando que la prevención especial no sirve y que el endurecimiento de las penas es la mejor opción. Lo que se está haciendo como dijimos muchas veces en clases, es volver a una deshumanización con el endurecimiento de las penas. Pero todo esto se da por la inseguridad y miedo que sufre la sociedad, considera que algún día será víctima de esta clase de delitos y se dan la idea de que vendría a ser mejor que un delincuente muera o este encerrado a que este suelto en la calle. Es decir con este tipo de penas se sienten un poco más seguras.
Si se trata de cumplir con la resocialización del delincuente, inmediatamente este se encontrará con la muralla que la sociedad creó para que este no pueda pasar, ocasionando así que no exista oportunidad para aquel individuo que trató de resocializarse, y considere la opción de volver delinquir. En mi opinión lo que se debe hacer para implantar una prevención especial, es primeramente educar a la sociedad, pues esta es una de las principales autoras que evita esta prevención.
Como así el texto lo expresa, cuando se trata de optar por nuevas alternativas a la privación de libertad, surge un escándalo social, renunciando a los instrumentos que podrían acercarnos a la resocialización. Por lo que opino que la sociedad simplemente se ha cerrado en la idea de que el delincuente es igual a cárcel y punto. Y cuando se pretende implantar las nuevas alternativas, esta se opone porque considera que implica inseguridad.
Entonces claramente se está viendo en nuestro contexto social, una exigencia de la sociedad hacia el estado, para que éste considere primaria la prevención general, tras esta presión de la sociedad hacia el estado, lo que este va ha hacer es imponer la primacía de una prevención general y dejar de lado a una prevención especial, lo que nos lleva a sanciones que sacrifiquen las garantías de los delincuentes por las de la sociedad.

El tratamiento penitenciario

Síntesis.-


Dentro del sistema penitenciario aparece el tratamiento como remedio mágico capaz de solventar todos los males que aquejan al recluso y a la sociedad. La vinculación de reinserción con tratamiento fue criticada porque puede que uno no tenga nada que ver con el otro. Puede haber personas reinsertadas plenamente que no necesiten de tratamiento alguno.
En los últimos años se fue extendiendo entre los penitenciaristas el término tratamiento, como la única opción para conseguir la resocialización del delincuente recluso en un centro penitenciario. Pero también se fue viendo la incompatibilidad que tiene el tratamiento o cualquier otro objetivo terapéutico con la privación de libertad, ya que se ve claramente que educar para la libertad en condiciones de no libertad parece algo muy difícil. Uno de los problemas también está en que el tratamiento u otro objetivo terapéutico se centran en el problema de criminalidad en el individuo delincuente y no en el sistema social que lo produce, considerando al recluso como un ser patológico que hay que “tratar” y el resultado de ese “tratamiento” debe ser la reinserción. Esta es pues, es la imagen y el estereotipo que se le da al delincuente, volviendo a estudios lombrosianos y clasificándolo como “malo”. No puede considerarse al tratamiento como el eje central en torno al cual gira todo el sistema penitenciario. Se debe ver que la voluntad es muy importante en todo ser humano, por lo que a una persona que se le imponga obligatoriamente un tratamiento no es tratamiento, es decir un tratamiento impuesto no es tratamiento, sino que es una limitación de los derechos de interno; un tratamiento aceptado voluntariamente es una propuesta que la administración penitenciaria debe hacer al recluso para que este acepte si le interesa.
En teoría estas “fantasías terapéuticas” en la realidad está todavía muy lejos de cumplirse, el autor plantea varias razones como las condiciones materiales de vida en prisión, donde aparece una subcultura específica que es la sociedad carcelaria y que como Cléber la llama prisonización afecta negativamente al tratamiento; otra razón es la escasez de los medios con que se dispone para llevarlo a cabo.
Por lo tanto el autor plantea cierto pesimismo con todo lo expuesto y la única solución hasta el momento o la más cercana a la sociedad vendría a ser de procurar la no desocialización del delincuente, evitando los defectos desocializadores que son inherentes a toda privación de libertad.

Reflexión

En la primera parte del texto donde el autor considera que una parte del problema es el concepto tratamiento, y que este se refiere al recluso como un ser patológico, es cierto que algunos consideran que se está hablando de esa designación como un insulto a su propio ser, creando así resentimiento y confusión, consideran que están siendo estigmatizados por la sociedad, los cuales deben pasar por un tratamiento para volver a esta. Es por eso que existe la expresión de muchos reclusos de que “nos consideran como enfermos”. Considero por eso, que el tema de voluntariedad de un recluso es muy importante, sin embargo como el autor expone es muy difícil educar a aquella persona para la libertad en condiciones de no libertad. El tema de la pena de privación de libertad, considero que es la que obstaculiza la llamada resocialización, implicando la llamada subcultura que impide más aun la resocialización. Por lo tanto estoy de acuerdo que todo esto obstaculiza el llamado tratamiento. Es muy difícil tratar este tema, ya que probablemente surjan varias soluciones, pero el problema en común está en ponerlas en práctica y ver si dan resultado.

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