Para comprender mejor acerca de los discursos de emergencia y la tolerancia cero considero importante estudiar al caso Blumberg, y la influencia de los medios de comunicación, ya que demuestra un claro ejemplo de la petición que hace la sociedad acerca de un endurecimiento de penas a causa de la inseguridad ciudadana:
Los medios, la inseguridad y el fenómeno Blumberg
Estimo que la influencia de los medios audiovisuales es decisiva en la presentación de problemas y controversias sociales; su capacidad de estimulación y conformación de voluntades puede ilustrarse con ejemplos concretos, como las campañas electorales, las variaciones de la moda, del habla y lo referente a la sensación de inseguridad ante el delito. En ello radica el inmenso poder de la televisión en cuestiones tales como el crimen y su control. Es entonces llamativo que los medios que popularizan el hábito de contemplar y disfrutar violencia también instituyan una de esas formas de conflicto, el delito, como la única forma de violencia negativa e insoportable. Estos medios pueden mostrar la inseguridad ciudadana ocasionan así factores psicológicos como el temor a ser víctimas de agresiones de terceros. Centrando la atención en lo espectacular del delito, se dejan –casi siempre– de lado los contextos sociales y las biografías de los involucrados; se transmite un esquema maniqueo de la realidad, que remite todas las responsabilidades a la maldad de un sujeto réprobo que desafía la ley, y desean/aceptan que la reacción en su contra sea fuertemente vengativa, aún en desmedro de cláusulas constitucionales. En unos pocos meses, a partir del 23 de marzo de 2004, un secuestro específico, de igual gravedad a otros similares menos difundidos, se generó en Argentina una carrera desbocada para obtener –en cuestión de horas– la política criminal eficiente que no se había logrado en décadas.
El discurso Blumberg se apoya en la visión idealizada de una sociedad de ciudadanos honestos, buenos y laboriosos (como él), a los que no dejan vivir en paz “los otros”, los elementos tenebrosos y sin valor. Como dice Bauman, “se tiende a buscar la «sensación de estar entre los nuestros» en la ilusión de la igualdad, garantizada por la monótona similitud de todos los que están a la vista. Esta garantía de seguridad está esbozada en la ausencia de vecinos que piensen, actúen o tengan un aspecto distinto de los demás. La uniformidad genera conformismo y el otro rostro de éste es la intolerancia”.
La necesidad de interpretar la realidad social sin los medios
Los medios de comunicación determinan el espacio y las ideas en que debe darse la discusión sobre la seguridad del siglo XXI. La exclusión, en el campo del derecho penal y la criminología, se expresa también en los modelos de políticas de seguridad (antes llamadas “políticas criminales”) apelando a los recetarios descriptos. Habrá que utilizar espacios nuevos para que vuelva a respetarse la dignidad individual y social de millones de personas que hoy no pueden concretar el derecho, siquiera, de comer una dieta sana. La base de toda discusión política (incluida la política-criminal) debe ser la exigencia de una seguridad jurídica que tome en cuenta a toda la sociedad y que sea pública, porque la seguridad como bien privado es desigual y antidemocrática.
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